Recomendamos la Josephine N° 2 para:
Vinos marcados y con carácter de terruño (sin influencias perceptibles de madera) en los que se quiere resaltar su complejidad y equilibrio (por ejemplo, en los rieslings más ligeros de Großes Gewächs o Erste Lage, o los grüner veltliners (Smaragd), chablis delicados, sancerres, pouilly-fumés, aligotés complejos, alvariños, vermentinos y verdejos).
Vinos espumosos complejos (elaborados siguiendo métodos tradicionales) en los que se desea enfatizar el carácter del vino y las notas ocultas (como en el caso del champán de gran calidad, los cavas alemanes o austríacos o los vinos espumosos sudafricanos elaborados según el método Cap Classique, también llamado MCC).
Vinos tintos ligeros en los que se busca el equilibrio entre los aromas frescos y afrutados con notas especiadas y una textura jugosa (por ejemplo, jugosos gamays, como el beaujolais a nivel de crus o village, ligeros ploussards del Jura o vinos sabrosos y jugosos de Saboya, mencías afrutadas o garnachas más frescas, así como vinos GluGlu de baja intervención).
Vinos tintos especiados y complejos con cuerpo medio si se quiere resaltar la concentración y armonía del vino (por ejemplo, cabernet franc del Loira, chianti clásicos, trousseaus complejos del Jura, vino tinto de Borgoña o pinot noirs de Alemania, o vinos de gran calidad de las Canarias elaborados con uvas autóctonas).
Vinos de Burdeos (pequeños) maduros (y en un estado de desarrollo muy avanzado) o más pequeños.
Vinos dulces en los que se busca una interacción armoniosa entre dulzor y acidez (como en riesling kabinette complejos, los vinos de cosecha tardía o de cosecha selecta).
Vinos fortificados complejos como los jereces más exigentes (por ejemplo, en rama manzanillas y finos más añejos, palo cortados), madeiras y oportos complejos y añejos (como tawnys maduros u oporto vintage).